Capa Torda: capa mixta formada por
la combinación de pelos blancos con otros de color en distintas proporciones.
Se caracteriza por sufrir una decoloración hacia el blanco partiendo de la capa
básica con la que nace el potro, y en distintas fases, que comienza desde el
nacimiento, hasta terminar siendo totalmente blanca, salvo algunas excepciones,
cuando el ejemplar es adulto.
Como se explica más adelante y de forma
exhaustiva en el artículo sobre la genética de las capas, la capa torda es al
contrario que las llamadas capas sólidas (castaño, negro y alazán) una capa
modificada, esto es, que se superpone a estas, decolorándolas a media que pasa
el tiempo por la presencia de un gen, que impide el desarrollo del color del
pelo con el que el potro nació (capa básica). Esta decoloración afecta al
pelo, pero no a la piel del caballo.
Tanto si queremos intentar evitar u
obtener una determinada capa en el futuro, partiendo de ejemplares de capa
torda, es importante conocer la que tenían cuando nacieron, para poder evaluar
las probabilidades de las capas resultantes. Este aspecto se cubre en
profundidad más adelante en el artículo sobre la genética de las capas más
arriba mencionado.
Como los ejemplares tordos nacen con su
capa básica (negro, castaño o alazán), a veces resulta difícil reconocer si
el potro en cuestión, será o no será tordo. Para ello es importante fijarse,
desde el mismo momento del nacimiento, en si aparecen pequeños pelos blancos (
en ocasiones difíciles de ver) alrededor de los ojos o detrás de las orejas,
indicativos del inicio del proceso de decoloración, que se van haciendo más
evidentes a medida que avanza el proceso de muda del primer pelo.
En el proceso de aclaración de la capa
torda se van sucediendo una gran variedad de tonalidades, de las que a
continuación exponemos las más comunes.
Variedades de la capa torda:
Capa Castaña: capa simple
semejante al color de la castaña. Se presenta en variedades que van desde un
castaño muy claro, a veces difícil de diferenciar del bayo (ambos tienen cabos
y extremos negros), hasta tonalidades muy oscuras, en ocasiones difíciles de
diferenciar del negro:
Las variedades más frecuentes son:
Capa Alazana: La capa alazana es
de tonalidad rojiza en sus distintas variedades. Se caracteriza por que el pelo
de cabos (cola y crin) y extremos es igual o casi igual al resto de la capa. Se
presenta en distintas variedades como el alazán tostado, claro, pelo de vaca
etc
Capa Alazana
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Capa Alazana
Pelo de vaca
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Capa Negra:
La capa negra presenta las siguientes
variedades:
Capa Blanca: capa simple formada
por pelos blancos y ausencia total de pelos de otro color, que se presenta de
esta forma y se mantiene invariable desde el nacimiento del ejemplar. Se trata
de una capa prácticamente inexistente en el PRE. Se distinguen básicamente
cuatro variedades conocidas como blanco albino, blanco porcelana, blanco
plateado y blanco mate.
Capa Baya: capa simple de
tonalidad amarillo pajizo, con cabos y extremos negros y raya de mulo. Muy poco
presente en el PRE.
Isabela: Capa simple de color
amarillenta, con cabos y extremos del mismo color, o más claros o más oscuros,
pero nunca negros.
Ratonero: Capa simple de tonalidad
ceniza, con cabos y extremos negros y raya de mulo. Muy poco presente en el PRE,
y característica de los asnos.
Overo: La capa Overa,
aunque muy desconocida en la actualidad, en la lejanía está presente en los árboles
genealógicos de muchos caballos españoles. Según cita textual de Don Miguel
Odriozola, en su magnífica y profunda obra, “Los colores del caballo”,
“...el nombre antiguo español de lo “pío” era lo “overo”, pero
“overo” se llama hoy día a otro color...”, que el mismo autor describe,
aunque en total desacuerdo, como la capa torda alazana Este autor defiende la
antigua correlación de pío con overo en base a que en castellano antiguo
“vero” significaba piel remendada en varios colores, así como del portugués
“veiro” que significa pinto. Otro autor, Cobarrubias, describía en el siglo
XVII al “Hobero” como “color de caballo de pellejo remendado”. A finales
del siglo XVII, cita textualmente Odriozola, la tendencia era usar “picazo”
para el pío sobre negro, y limitar “overo” para el manchado de cualquier
color. Más tarde y por su semejanza en cuanto a la pronunciación con el francés
“aubere” overo pasó a definir las capas similares a la flor de melocotón,
pasando, cita el mismo autor, de designar lo rojo y blanco en manchas , a lo
rojo y blanco mezclados, es decir, a los tordos alazanes especialmente cuando el
rojo es claro