miércoles, 16 de mayo de 2012

CAPAS DEL P.R.E

Capas del caballo español




Capa Torda: capa mixta formada por la combinación de pelos blancos con otros de color en distintas proporciones. Se caracteriza por sufrir una decoloración hacia el blanco partiendo de la capa básica con la que nace el potro, y en distintas fases, que comienza desde el nacimiento, hasta terminar siendo totalmente blanca, salvo algunas excepciones, cuando el ejemplar es adulto.
Como se explica más adelante y de forma exhaustiva en el artículo sobre la genética de las capas, la capa torda es al contrario que las llamadas capas sólidas (castaño, negro y alazán) una capa modificada, esto es, que se superpone a estas, decolorándolas a media que pasa el tiempo por la presencia de un gen, que impide el desarrollo del color del pelo con el que el potro nació (capa básica). Esta decoloración afecta al pelo, pero no a la piel del caballo.
Tanto si queremos intentar evitar u obtener una determinada capa en el futuro, partiendo de ejemplares de capa torda, es importante conocer la que tenían cuando nacieron, para poder evaluar las probabilidades de las capas resultantes. Este aspecto se cubre en profundidad más adelante en el artículo sobre la genética de las capas más arriba mencionado.
Como los ejemplares tordos nacen con su capa básica (negro, castaño o alazán), a veces resulta difícil reconocer si el potro en cuestión, será o no será tordo. Para ello es importante fijarse, desde el mismo momento del nacimiento, en si aparecen pequeños pelos blancos ( en ocasiones difíciles de ver) alrededor de los ojos o detrás de las orejas, indicativos del inicio del proceso de decoloración, que se van haciendo más evidentes a medida que avanza el proceso de muda del primer pelo.
En el proceso de aclaración de la capa torda se van sucediendo una gran variedad de tonalidades, de las que a continuación exponemos las más comunes.
Variedades de la capa torda:

Tordillo: cuando la proporción de pelos negros es muy superior a la de blancos.

Tordo oscuro: con menor dominancia del negro que en el tordillo

Tordo apizarrado: oscuro de tonalidad azulada.

Tordo claro: con predominio de pelos blancos sobre los negros.

Tordo Plateado: pelo blanco sobre piel negra que reflejándose a través del pelo le da un aspecto parecido a la plata.

Tordo sucio: cuando la proporción de pelos blancos y negros no está distribuida por igual en todo el caballo, por lo que presenta unas regiones más oscuras que otras.

Tordo mosqueado o picazo: blanco con pequeñas motas de pelos negros, que se presenta en distintas proporciones.

Tordo Rodado en Fondo Blanco: los pelos blancos y negros forman manchas redondeadas, con una tonalidad más clara o más oscura que el conjunto de la capa.

Tordo Rodado en Fondo Oscuro

Tordo atruchado: blanco con motas de pelos rojizos, que se presenta en distintas proporciones.

Tordo vinoso: los pelos blancos se mezclan con pelos rojizos, con o sin presencia de pelos negros en menor proporción.

Tordo ruano: capa compuesta por la combinación de pelos blancos, negros y rojizos en distintas proporciones. Existen dos variedades, conocidas como rosillo, prácticamente inexistente en el PRE, y el pío, no admitida, que se caracteriza por la presencia de extensas manchas blancas en cuello y/o tronco y/o extremidades por encima de la rodilla y corvejón.
Capa Castaña: capa simple semejante al color de la castaña. Se presenta en variedades que van desde un castaño muy claro, a veces difícil de diferenciar del bayo (ambos tienen cabos y extremos negros), hasta tonalidades muy oscuras, en ocasiones difíciles de diferenciar del negro:
Las variedades más frecuentes son:

Castaño Peceño: muy oscuro, próximo al negro peceño y en ocasiones difícil diferenciarlo de aquel, del que se distingue por la tonalidad rojiza en torno a ojos y hocico, así como en axilas y vientre.

Castaño Encendido: de tonalidad rojiza y brillante.

Castaño lobero: de tonalidad grisácea similar a la piel del lobo.

Castaño Guinda: oscuro y de tonalidad de la guinda madura.

Castaño entrepelado: con presencia de pelos blancos en pequeña proporción.

Castaño Claro o Melero: similar al color de la castaña antes de madurar.
Capa Alazana: La capa alazana es de tonalidad rojiza en sus distintas variedades. Se caracteriza por que el pelo de cabos (cola y crin) y extremos es igual o casi igual al resto de la capa. Se presenta en distintas variedades como el alazán tostado, claro, pelo de vaca etc
Capa Alazana
Capa Alazana Pelo de vaca
Capa Negra:
La capa negra presenta las siguientes variedades:

Negro Azabache: muy brillante e intenso.

Negro Morcillo: menos brillante y vivo que el azabache.

Negro Peceño: con reflejos rojizos debido a que las puntas de los pelos negros tienen esa tonalidad.
Negro Entrepelado: con presencia de pelos blancos en proporciones muy pequeñas.
Capa Blanca: capa simple formada por pelos blancos y ausencia total de pelos de otro color, que se presenta de esta forma y se mantiene invariable desde el nacimiento del ejemplar. Se trata de una capa prácticamente inexistente en el PRE. Se distinguen básicamente cuatro variedades conocidas como blanco albino, blanco porcelana, blanco plateado y blanco mate.
Capa Baya: capa simple de tonalidad amarillo pajizo, con cabos y extremos negros y raya de mulo. Muy poco presente en el PRE.
Isabela: Capa simple de color amarillenta, con cabos y extremos del mismo color, o más claros o más oscuros, pero nunca negros.
Ratonero: Capa simple de tonalidad ceniza, con cabos y extremos negros y raya de mulo. Muy poco presente en el PRE, y característica de los asnos.
Overo: La capa Overa, aunque muy desconocida en la actualidad, en la lejanía está presente en los árboles genealógicos de muchos caballos españoles. Según cita textual de Don Miguel Odriozola, en su magnífica y profunda obra, “Los colores del caballo”, “...el nombre antiguo español de lo “pío” era lo “overo”, pero “overo” se llama hoy día a otro color...”, que el mismo autor describe, aunque en total desacuerdo, como la capa torda alazana Este autor defiende la antigua correlación de pío con overo en base a que en castellano antiguo “vero” significaba piel remendada en varios colores, así como del portugués “veiro” que significa pinto. Otro autor, Cobarrubias, describía en el siglo XVII al “Hobero” como “color de caballo de pellejo remendado”. A finales del siglo XVII, cita textualmente Odriozola, la tendencia era usar “picazo” para el pío sobre negro, y limitar “overo” para el manchado de cualquier color. Más tarde y por su semejanza en cuanto a la pronunciación con el francés “aubere” overo pasó a definir las capas similares a la flor de melocotón, pasando, cita el mismo autor, de designar lo rojo y blanco en manchas , a lo rojo y blanco mezclados, es decir, a los tordos alazanes especialmente cuando el rojo es claro

miércoles, 9 de mayo de 2012

el Caballo español

Historia de la Raza

El origen del caballo español se remonta en la historia evolutiva del caballo sin que se pueda fijar una fecha concreta de su aparición sobre nuestra tierra.
Sí es cierto que en la época prerrománica ya existían referencias ecuestres en lo que hoy se conoce como España.
Autores romanos como Plutarco, Plinio el Viejo y Séneca nos hablan del caballo de Hispania, como un ejemplar bello, dócil, arrogante y valiente, ideal para la guerra y para los juegos que se desarrollaban en los circos de la época.
El Rey Felipe II ordena la cabaña caballar de su reino y pone las bases definitivas para que el Pura Raza Española alcance su apogeo en años venideros, y lo hace mediante la creación en 1567 de las Caballerizas Reales de Córdoba donde agrupa los mejores sementales y yeguas de las provincias que bordean el Guadalquivir, que por aquel entonces eran las más prolíficas en la cría de caballos. Nace así la Yeguada Real, que con el tiempo llegó a ser la Yeguada Nacional.
Se envían multitud de caballos al continente americano, que influyen decisivamente en su exploración, y son origen y base de la mayoría de razas que posteriormente se criaron en dicho continente.
En Europa, España vive la edad de oro y el regalo más destacado de nuestra monarquía española era el de sus magníficos caballos que pronto alcanzaron gran reputación y fueron decisivos en el nacimiento de razas centroeuropeas por sus virtudes: belleza, temperamento, inteligencia y habilidad para la doma, destacando entonces en los ejercicios de la incipiente alta escuela, origen de la actual doma clásica.
En los siglos sucesivos el caballo español, continuó su evolución en manos de la Yeguada Nacional, los particulares y terratenientes.
Actualmente, la población de caballos de Pura Raza Española en el mundo ronda los 175.000 ejemplares; se crían en más de 65 países y el volumen de ganaderos alcanza los 7.500.


Razas como los lipizzanos, lusitanos, paso fino o los caballos de sangre caliente centroeuropeos, se han creado a partir del caballo español.